30 jun 2011

Enseñar casos con tecnologías, enseñar tecnologías a través de casos

La inclusión de las tecnologías en la enseñanza es una tarea ardua, que requiere de un plan estratégico institucional, herramientas claras de gestión y de implementación, una metodología didáctica mixta y clara, y mucha persistencia en el logro de los objetivos. 
La decisión de incluir tecnologías no es personal, es institucional. La institución es la que en primer lugar, debe tomar la decisión estratégica de incluir a la dimensión tecnológica en la visión institucional, difundir esa visión y procurar todos los medios para el cumplimiento de los objetivos.
En este artículo, no voy a tratar la dimensión institucional de la integración de las tecnologías. Para ello, recomiendo los trabajos realizados por Tony Becher a propósito de su interesante proyecto en la British University de Columbia.
Mi propósito es profundizar hoy en algunas de las herramientas didácticas que considero más apropiadas para el análisis, estudio y reflexión en torno de esta cuestión: la metodología de la enseñanza de casos.
En primer lugar, voy a afirmar que, más allá de cuál es el objeto de la enseñanza, considero que la metodología de casos es una de las más efectivas herramientas con que cuenta la didáctica.
El caso, en tanto relato construido o recuperado para la enseñanza, es una historia que deviene significativa para aquellos que van a participar de la misma; docentes y alumnos.
El caso es real. Independientemente de que sea real… es decir, es pasible de haber sido real.
El caso es dilemático desde la propuesta, pertinente desde sus contenidos, ágil desde su relato.
Entonces, a aquellos docentes que se alfabetizan digitalmente con los primeros elementos del entorno digital - Internet, exploradores, procesador de textos, presentaciones Power Point,  Google y sus herramientas – ¿por qué no ofrecerles escenarios posibles en los cuales ellos, de manera “virtual” propiamente dicha, experimenten situaciones en las que otros docentes han implementado esas mismas herramientas, u otras, en el aula?
Y, en segundo lugar, ¿por qué no ofrecerles la posibilidad de construir sus propios casos y ponerlos a debate y discusión como modo de entrenamiento y reflexión sobre sus propias prácticas?


A los interesados en el tema, recomiendo la lectura de los siguiente textos: 
Wasserman, S. “El estudio de casos como método de enseñanza” Amorrortu, Bs As.
Litwin, Maggio y Lipsman: “Tecnologías en las aulas”, Amorrortu, Bs. As.